google.com, pub-8147523179298923, DIRECT, f08c47fec0942fa0 -El español en el mundo - Lengua española y otras formas de decir

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La samba o el samba carioca

¿Cómo se dice: la samba o el samba? Referida a la 'música o danza brasileñas' podemos encontrarnos samba tanto en género masculino como femenino.
En el Diccionario de la Real Academia (DRAE) se recoge como femenino desde la primera inclusión de la palabra, en la edición Manual de 1985; pero la misma Academia, en su Diccionario Panhispánico de Dudas, reconoce que en algunos países de América se usa normalmente en masculino, como en portugués, de donde procede el término.

La palabra samba se introdujo en español en los años veinte, poco después de aparecer este tipo de música en Río de Janeiro. La primera aparición en el CORDE (ya como femenino) es de 1928, en Guatemala:
Antes escribí contra las fiestas infantiles donde se baila desde la samba negra hasta el tango argentino (Miguel Ángel Asturias, Palpitaciones y silencio [París 1924-1933. Periodismo y creación literaria], Guatemala, 1928)
A favor de que se tomara en género femenino contribuyó su terminación en –a y que entrara en correlación con los nombres femeninos de otras músicas, danzas o bailes: salsa, rumba, cumbia, jota, etc. Este femenino parece suponer un sustantivo omitido del tipo danza o música.
En Hispanoamérica, samba se usa invariablemente como femenino en los países más alejados de la influencia brasileña: México, Puerto Rico, Estados Unidos, Centroamérica, Colombia, Venezuela, Ecuador o Perú:
Carlos Fuentes, La región más transparente, México, 1958
Paulo Antonio Paranaguá, Arturo Ripstein, México, 1997
En la prensa mexicana recogida por el CREA: Excélsior (2000) y Proceso (1997)
Guillermo Cotto-Thorner, Trópico en Manhattan, Puerto Rico, 1951
El Tiempo, “Los franceses decubren a colón”, Colombia, 7-1-1988)
Sol de Margarita, “Y sonó la samba”, Venezuela, (19-6-2013)
Elsalvador.com, “En El Salvador no se baila samba”, El Salvador (30-4-2009)
La Hora Nacional, “Una forma de vida”, Ecuador (15-6-2013)
En España, desde que empezó a aparecer habitualmente la palabra, a mediados del siglo XX, siempre se ha utilizado como femenino, la samba, tanto a nivel popular como por parte de los escritores: Fernando Chueca-Goitia (El semblante de Madrid, 1951), Rafael Sánchez Ferlosio (El Jarama, 1956), Miguel Delibes (Diario de un emigrante, 1958). Esto no ha impedido que Torrente Ballester, en su obra Filomeno, a mi pesar, empleó samba como masculino:
Empezó a sonar un samba. […] Bailaba el samba con esa sensualidad que sale de la tierra […] la que bailaba el samba para mí,… (G. Torrente Ballester, Filomeno, a mi pesar. Memorias de un señorito descolocado, España, 1988)
En Argentina y Uruguay, países limítrofes con Brasil, y en Cuba, samba suele presentarse como sustantivo masculino. Es posible que en un principio se tomara la palabra con el masculino etimológico, como en portugués, y después se asentara como un recurso de desambiguación. El masculino, el samba, permite diferenciar la danza brasileña de otra danza, propia de Argentina, llamada la zamba, pronunciada /la samba/, por seseo. En Argentina, ha tenido más peso este recurso de desambiguación que la tendencia analógica a agrupar como femeninos a todos los sustantivos en –a referidos a danzas.
En Uruguay y Cuba también se mantiene el masculino etimológico, aunque no parece deberse al recurso de la desambiguación con la zamba, danza ajena a su cultura. En Uruguay puede influir su posición geográfica y las estrechas relaciones con Argentina; y en Cuba su relativo aislamiento cultural, derivado de la situación política en la que vive.
El samba y el choro, en el mes brasileño (Lanación.com, Argentina, 25-9-2007)
El samba, expresión folklórica de fecha aún reciente —los entendidos la fijan en 1917— es la crónica diaria de la vida carioca. (Revista Primera Plana, Argentina, 4-1-1966; visto 16-5-2013)
João Gilberto susurraba el samba de una nota só, en el Carnegie Hall… (Eduardo Galeano, El futbol. A sol y sombra, Uruguay, 1995)
En Argentina, junto al uso mayoritario de el samba, no es raro encontrar la forma femenina, la samba, en algunos medios de comunicación:
Un enorme incendio destruye la ciudad de la samba en Rio de Janeiro (Edición UNCUYO 7-2-2011, Universidad Nacional de Cuyo)
Boca se prepara al ritmo de la samba brasileña (La Razón 15-7-2011)
En Paraguay y Chile frecuentemente aparece el masculino el samba, que fue la forma general hasta hace pocos años. Actualmente predomina el femenino la samba, impulsado, desde la inclusión de la palabra en el DRAE (1985 M, 1992 U), por la norma académica, y sin el obstáculo del posible homófono la zamba, ‘danza argentina’, que no aparece en su habla cotidiana.
El samba está triste con la muerte de Caymmi (abc.com.py, Paraguay, 17-8-2008)
Cada escuela desfilará […] al frenético ritmo de la samba (Paraguay.com, Paraguay, 13-2-2013)
En medio del samba institucional, [...] Deportes La Serena tendrá que apurar no sólo sus trabajos en la parte física, sino que también en lo táctico y futbolístico (diarioeldia.cl; Chile, 20-6-2013)
Un grupo de trasnochadores baila, salta y canta al son de una samba. (Julio López Navarro, Clásicos del cine, Chile, 1996)

Otras acepciones de la palabra samba, no recogidas en el DRAE, en masculino o femenino, según el sustantivo omitido que debería acompañarla son:
La samba es una madera blanda, suave y económica, lo cual la hace de ella una especie ideal para fabricar listoncillos y molduritas de pequeña sección.
En medicina, la samba es la pérdida de control motor que suele preceder al síncope durante una apnea demasiado prolongada.
En informática, el samba es un sistema informático de redes de código abierto.
El Samba fue un automóvil turismo fabricado por Talbot en los años 80.

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La x mexicana y otras x

La pronunciación de la x en topónimos mejicanos y españoles y en antropónimos arcaizantes, puede presentar algunas particularidades.

1- Topónimos americanos:
En México y Guatemala, por razones históricas derivadas del sustrato de las lenguas indígenas (náhuatl o nahua y maya) la –x- intervocálica tiene diferentes pronunciaciones:
  • a) Como [ j ]: México, Texas, Xalapa, Oaxaca, Xalostoc, Xaltocán, Xilotepec, Xalisco (municipio en el Estado de Nayarit). Los españoles creyeron oír en esas lenguas el sonido [sh], que aún existía en español, y lo transcribieron como x. La evolución fonética llevó a que se terminara pronunciando / j / (jota). Por esta razón, y hasta la Revolución Mexicana (que impuso la x como bandera nacionalista) alteraron las formas con x y con j: México / Méjico, Oaxaca / Oajaca, Texas / Tejas...
    La RAE admite escribirlos con x o con j (aunque da prioridad a la x, preferida por los mexicanos), pero siempre con pronunciación de jota. Algunos topónimos han perdido definitivamente perdieron la x: Jalisco (Estado de México) y otros lugares de América: Jamaica, Jauja.
  • b) Como [sh], sibilante palatal fricativa sorda: En palabras y topónimos posteriores a la primera conquista: Xola [shóla], mixiote [mishióte], Xoconostle [shokonóstle], Xalacingo [shalaθíngo], Xilitla [shilítla], Xicalanco [shikalánco] (a pesar de compartir la etimología nahua de xicalli con jícara).
  • c) Como [s]: Las iniciales de Xochimilco [sochimílko], Xochicalco [sochikálko], Xochitlán [sochitlán] o Xochitepec [sochitepék]. En estos casos, la consonante palatal africada sorda /ch/ de la sílaba posterior debió de provocar la disimilación de la palatal fricativa sorda [sh], representada por X, y pasó a [s] antes de que se consolidara la evolución a /j/.
    También se articula como [s], por relajación de [ks] en ejemplos en la que la x final de sílaba suele preceder al fonema /k/: Texcoco Taxco, Atlixco.
  • d) Como [ks]: En algunos ejemplos de –x- intervocálica (Necaxa, Ixhuacan) y de x implosiva con articulación esmerada: Texmelucan, Tuxpan, Tuxtepec, Tixtla...
    Sin embargo no es raro que la x de un topónimo se pronuncie como [ j ] en el centro y norte del país y como [sh] en el sur de México, donde hay mayor sustrato nahua: Xoco [Jóko] o [Shóko]. Asimismo en un mismo grupo familiar o de amigos el topónimo Xicoténcalt puede ser pronunciado [Jikoténkatl] o [Shikoténkatl].
    Por tiranía de la letra, la falsa pronunciación [ks] [*Méksico], [*Téksas] se está extendiendo incluso entre hablantes cultos y ha conquistado las lenguas extranjeras: Mexique (en francés), Mexico (en inglés), Mexiko (en alemán).

    2- Topónimos españoles:
    Algunos topónimos españoles conservan una –x final que según la Academia se pronuncian habitualmente como [ks], de acuerdo con la regla general. Sin embargo, José Martínez de Sousa, citando a Navarro Tomás, afirma que se pronuncian con [ j ] o [s], de acuerdo con su gentilicio, que indicaría el sonido correcto. Así, debería pronunciarse con [ j ] Sax, Borox, Guadix y con [s], Tolox y Torrox, porque los gentilicios correspondientes son: sajeño, borojeño, guedijeño, toloseño y torroseño.

    3- Antropónimos con doble grafía x / j:
    La x se debe pronunciar [ j ], salvo arcaísmo o cursilería, en cuyo caso pronunciaremos [sh]; nunca se permite [ks]. Es el caso de algunos nombres y apellidos de personas que se escriben con x o con j (g) según la tradición familiar o el gusto personal: Ximenez / Jiménez / Giménez; Ximeno / Jimeno; Xavier / Javier; Maxencio / Majencio; Mexía / Mejía. La j (o la g) corresponde a la pronunciación actual mientras que la x es un rasgo peculiar y anacrónico (“los nombres propios son más conservadores que las voces corrientes”. Buenas y malas palabras, Rosenblat, 1960).

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    NOTA: Para elaborar el apartado de la x mexicana, hemos recurrido a foros y artículos en internet, entre los que destacamos los siguientes enlaces:
    La X mexicana de Miriam Cantú S.
    Wordreference.com: varios hilos 1 - 2 - 3

    El español en el Sáhara Occidental

    Los saharauis son el único pueblo del norte de África que habla español.

    La primera lengua del pueblo saharaui es el hasanía, un dialecto del árabe, aunque hay entre 150.000 y 200.000 personas que tienen el español como segunda lengua. Quienes hablan español suelen pertenecer a uno de los tres grupos siguientes:
  • Personas de cierta edad que crecieron en la época en que el Sáhara Occidental era una colonia española. Su lengua tiene giros y modismos canarios y conserva arcaísmos y formas propias de los años cincuenta del siglo XX.
  • Los jóvenes que han estudiado en Cuba, becados por el Gobierno de este país. Son conocidos por el apelativo de cubanauis y hablan con un marcado acento caribeño, que resulta curioso oirlo en medio del desierto. A su buen dominio de la lengua culta suman un importante conocimiento de la literatura española y latinoamericana.
  • Los niños que, desde hace algunos años, son acogidos durante los meses de verano por familias españolas, lo que les ha permitido aprender o perfeccionar el idioma.

    Sin embargo, hay dificultades para que la lengua española pueda mantenerse entre las próximas generaciones de saharauis. Las carencias de todo tipo en los campamentos de refugiados, situados en suelo argelino, hace que, en sus escuelas primarias, los niños sólo puedan aprender a leer y escribir en hasanía.
    Si tienen la suerte de poder continuar con la enseñanza secundaria, deben hacerlo en institutos de Argelia, cuya segunda lengua oficial es el francés, que puede ayudarles a encontrar trabajo en ese país.

    Desde España se están llevando a cabo algunas iniciativas para favorecer la conservación de la lengua española entre los saharauis:

    Periódicamente se envían libros en español a los campamentos de refugiados.

    A principios del 2007, la localidad salmantina de Villamayor donó 15.000 euros a la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Béjar (Ampusabe) para construir un Centro Polivalente de Enseñanza del Castellano en Tinduf que ayude en la formación de unos 40 profesores que enseñan el idioma en el Sáhara Occidental y los 700 alumnos que lo aprenden.

    Durante la última semana de febrero del 2009, se celebró en Tifariti (población del Sahara Occidental) una conferencia internacional en la que se trató el modo en que se podía preservar y fomentar el uso del español entre los saharauis. Participaron representantes de 18 universidades de España, Brasil, México, Cuba, el Reino Unido y Argelia. Durante esa conferencia, Bachir Mustafá Essayed, del Frente Polisario, agradeció el apoyo de varias universidades españolas a los proyectos de promoción del castellano entre la población saharaui que habita los campos de refugiados, pero se quejó de la falta de ayuda por parte del Gobierno de España. Esa falta de apoyo oficial es consecuencia de que España no haya reconocido oficialmente a la República Árabe Saharaui Democrática. Varias universidades españolas, especialmente la Autónoma de Madrid, en colaboración con los dirigentes saharauis, trabajan desde hace unos meses en proyectos para poder ofrecer clases de español y de estudio del idioma en los campamentos.
    En Tifariti se ha planteado también la creación de una Universidad Saharaui.

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    El español en Estados Unidos

    Estados Unidos es el segundo país con más hablantes del español, según la “Enciclopedia del español en Estados Unidos”, un estudio del Instituto Cervantes coordinado por Humberto López Morales, Secretario General de la Asociación de Academias de la Lengua Española.

    Desde los antiguos Estados mexicanos del sur, el español se extendió, con los inmigrantes, por las grandes ciudades costeras y ahora también por el interior y norte del país.

    En Estados Unidos ya viven 45 millones de hispanohablantes, sin contar a los inmigrantes ilegales, por lo que es el segundo país en número de hablantes y podría superar a México en el año 2050, si se llega a los 132 millones de hablantes.

    Aunque la población anglosajona trata de que se imponga el “english only”, la pujanza de la población hispana lo dificulta. Esta población ya no queda recluida en las capas inferiores de la sociedad, sino que llega a la universidad y empieza a ocupar puestos de relevancia social, cultural o política.... Las empresas contratan a empleados que conozcan tanto el inglés como el español, para poder atender a los cada vez más numerosos consumidores hispanos.
    Nuestro idioma está cada vez más presente en los medios de comunicación: actualmente existen 55 cadenas de televisión, 550 emisoras de radio y numerosas publicaciones periódicas. Además, en los principales periódicos publicados en inglés se incluyen anuncios en español.
    En las universidades, 823.000 estudiantes lo eligen como segundo idioma, mientras que el francés sólo es elegido por uno 200.000.

    Esta expansión del español en Estados Unidos parece espontánea y natural, favorecida por el gran crecimiento demográfico y porque los hispanos parecen dispuestos a conservar sus señas de identidad. Este crecimiento podría convertir al español en el idioma más hablado del país. Debería hacerse un esfuerzo por aprovechar este potencial y no limitarse a ser triunfalistas por el número de hablantes. Este crecimiento debería plasmarse en una mayor relevancia social y cultural.

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    Un recorte de prensa de hace unos años nos muestra palabras de argot para moverse en el ambiente nocturno de algunas ciudades.
    Este tipo de palabras están sometidas a modas y cambios rápidos. Por esta razón, algunas ya no se utilizan y han sido sustituidas. No obstante, exponemos algunas de las incluidas en dicho recorte. Invitamos a cualquier lector a que, si es necesario, actualicen el listado o lo corrijan si contiene errores:

    Lo que en Madrid se llama ir de marcha supone salir a brillar baldosas (en Bogotá), irse de joda o de gira (en Buenos Aires), salir de rumba o pachanguera (en Caracas), irse de reventón (en México D.F.), carretear (en Santiago de Chile).

    Si en Madrid se tiran los tejos para ligar, en Bogotá tiran boleta, en Buenos Aires salen de levante o levantan, echan los perros en Caracas y México, y pinchan en Santiago de Chile.

    Un hortera madrileño, se convertirá en un charro en Bogotá, un grasa en Buenos Aires, un niche en Caracas, un naco en México, y un rasca en Santiago.
    Los pijos del madrileño barrio de Salamanca serán gomelos en Bogotá, conchetos en Buenos Aires, sifrinos en Caracas, fresas en México, y cuicos en Santiago de Chile.

    Estar al loro (en Madrid) es estar atento (en Bogotá y Buenos Aires), estar mosca (en Caracas), estar al pedo (en México) y lorear o cachar (en Santiago de Chile).

    Cuando salimos a divertirnos conviene no mosquearse (en Madrid) ni emputarse (en Bogotá), ni estar caliente (en Buenos Aires), ni arrecharse (en Caracas), ni enojarse (en México), ni chorearse (en Santiago de Chile).

    Puede sentar mal un canuto, porro o peta en Madrid, un bareto en Bogotá, un faso o chala en Buenos Aires, un cacho o vera en Caracas, un churro, queso o mois en México o un pito en Santiago de Chile, sobre todo si al día siguiente hay que levantarse temprano para currar (Madrid), camellar (Bogotá), laburar (Buenos Aires), chambear (Caracas y México) o ir a la pega (Santiago de Chile).

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