google.com, pub-8147523179298923, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Adlátere - Lengua española y otras formas de decir

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Adlátere

Según el DRAEadlátere significa ‘persona subordinada a otra, de la que parece inseparable’ y añade que es de uso despectivo y forma común para los dos géneros. En realidad, lo sentido despectivo suele afectar tanto al adlátere como a la persona de quien depende y, por ello, su significado incluye matices semánticos a los conceptos de subordinación e inseparabilidad: actualmente se califica así a quien no solo acompaña subordinadamente a alguien que actúa mal, sino que lo adula y apoya en sus acciones con el fin último de beneficiarse. Por esta razón, en algunas ocasiones puede llegar a ser sinónimo de compinche:
“La indirecta legalización de la izquierda abertzale que suponen las papeletas de Bildu podría cerrar una etapa de excepción impuesta por el terrorismo etarra y sus adláteres.” (diariovasco.com,  22 de mayo del 2011)
“[Milosevic] ha acumulado un sinnúmero de poderosos y violentos enemigos. Los primeros son los adláteres del pistolero Arkán.” (Clarín, 9 de octubre del 2000, Argentina)
“’Tertulianos y adláteres’, como les llamó Felipe González en tono despectivo, han cerrado filas y dictado sentencia” (Luis Oz, El Mundo, 26/01/1996)
“Se trataba del saqueo generalizado de los fondos por Vera y sus adláteres en su propio beneficio...” (“Fondos reservados”, Heraldo de Soria, 22 de septiembre del 2004)
No obstante, podemos encontrar (aunque cada vez menos frecuentemente) el sustantivo adlátere sin ninguna connotación negativa, con el significado de ‘compañero’:
“Él estudiará más que nunca, trabajará para sostener la familia que funden, Antonia será su adlátere estimulante, el cariño les defenderá de las aviesas leyes...” (Manuel Longares, La novela del corsé, 1979)
También puede ser empleado como adjetivo sinónimo de subordinado, dependiente o contiguo:
“En proporción también directa a los cierres de fábricas de automóviles y de industrias adláteres, ascendió abruptamente el índice del desempleo.” (Félix Grande, Fábula, 1991)
“En el suspiro se escapa toda una figura hecha a nuestra semejanza que se deforma y se incinera según se duplica en el espacio adlátere...” (Ramón Gómez de la Serna, Automoribundia, 1948)
Adlátere nació por la confusión de preposiciones en la locución latina a latere, ‘al lado’, pero actualmente, como afirma Manuel Seco, ya es totalmente independiente de dicha locución, tanto por el significado como por la categoría gramatical: adjetiva en latín y sustantiva en castellano.
La Academia incluyó la palabra en las ediciones manuales del DRAE en 1927 y 1950 y en el Diccionario Histórico de 1933 como barbarismo y corrupción de a látere, que era la forma entonces preferida. A partir de la edición del DRAE de 1983 adlátere es la forma preferida por la Academia y la más empleada por los hablantes y escritores.
La contradicción que existe en el origen de esta palabra (creada y usada por hablantes cultos a partir de un error en el uso de la preposición latina) hace que los hablantes y escritores duden sobre cómo se debe pronunciar y escribir:
A LÁTERE: En las ediciones del DRAE comprendidas entre 1880 y 1970, su segunda acepción indicaba que, en sentido figurado y familiar, era la ‘persona que acompaña constante o frecuentemente a otra. Se toma a veces en mala parte’. En el Suplemento del DRAE de 1970 remitió a alátere, y a partir de la edición manual de 1983, a adlátere, como forma preferida.
“Los toreros o sus a láteres no gustan de que se les dé grano a los toros.” (José María de Cossío, Los mejores toreros de la historia, 1966)
ALÁTERE: Responde fielmente a la etimología, pero es una forma poco usada. Aunque el Dic. Panhispánico de Dudas, reconoce su existencia, la Academia solo la ha incluido en el Suplemento de la edición de 1970.
“[el Sr. Figuerola] defendió la libertad religiosa con este clarísimo, llano y apacible argumento que Sanz del Río había hecho aprender memorialiter a sus discípulos, compañeros y aláteres.” (Menéndez Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, 1881)
ADLÁTER: Es un incorrecto singular regresivo formado a partir del plural adláteres, por analogía con las palabras llanas acabadas en –ter (cráter, váter, catéter, uréter, éter...), más frecuentes que las esdrújulas en –tere (solo hemos encontrado títere).
"Emiliano Iglesias era un adláter de Lerroux que tenía muy mala prensa en Cataluña a causa de su funesta actuación cuando los sucesos revolucionarios de 1909."(José Peirats, Los anarquistas en la crisis política española, 1964)
ALÁTER: Es otro incorrecto singular regresivo a partir del plural aláteres.
“...y como seguía riendo, ya sin motivo otro que no fueran sicofancias (=‘imposturas’) de aláter, [...] fatigado volvióse al libro.” (G.Cabrera Infante, Tres tristes tigres, 1964-67)
ATLÁTERE: Puede responder a la pronunciación como -t de la –d implosiva, rasgo propio de los catalanes castellanohablantes. Por ello no resulta extraño que aparezca, con el significado de 'ayudante', en el libro Vivir en Madrid (1968) del escritor catalán Luis Carandell. También podría tratarse de una ultracorrección o forma analógica a atlas, atlántico o atleta, porque en internet se encuentran numerosos ejemplos de muy diversa procedencia.

La locución latina a latere, ‘al lado’, sólo aparece en la locución “legado a látere”, ‘cardenal con amplias atribuciones, que es enviado por el Papa para que le represente en algún asunto’. Como locución latina, es invariable en número (legados a látere) y solo admite la preposición “a”, por lo que son incorrectas las formas *a láteres o *ad látere y, por supuesto *ad láteres.

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