google.com, pub-8147523179298923, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Victoria pírrica y significado de "pírrico". - Lengua española y otras formas de decir

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Victoria pírrica y significado de "pírrico".

¿Qué significa victoria pírrica o triunfo pírrico? ¿Qué es una victoria pírrica? En general, es una ‘victoria que no satisface al vencedor’. Añadir otras definiciones supone especificar las causas de esa insatisfacción. Así, una victoria pírrica puede ser ‘la que se ha obtenido con tan grave daño para el vencedor que puede ser la causa de una futura derrota definitiva’, ‘la que no sirve para conseguir los objetivos fijados’, ‘la lograda por un margen muy pequeño’, o ‘la insuficiente en proporción al esfuerzo realizado’.
Los puristas siguen afirmando que una victoria solo es pírrica cuando ‘se obtiene con más daño del vencedor que del vencido’ y es incorrecto aplicar la expresión al hecho de que un candidato político gane unas elecciones con poco margen de votos, o un equipo de fútbol, por un solo gol.
Su principal argumento es que la expresión se refiere a las victorias del rey Pirro sobre los romanos en Heraclea (280 a.C.) y en Asculum (279 a.C.), en las que no obtuvo grandes ventajas sobre ellos y finalmente tuvo que renunciar a expandir su reino por la Península Itálica. Se dice que después de una de ellas exclamó: «Otra victoria más como ésta y estoy perdido».
En contra de la definición purista, hay que hacer notar que, aunque en estas batallas, el ejército de Pirro sufrió pérdidas muy importantes, en ambas las pérdidas de los romanos fueron superiores. En cambio no puede negarse que las victorias fueron insatisfactorias para el vencedor, porque, al no ser rotundas y quedar con tantos daños, no pudo seguir luchando por sus objetivos.

De acuerdo con las definiciones del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), el significado de “pírrico, -a” parece amplio y puede referirse a distintos conceptos: existen dos adjetivos homónimos con ámbitos significativos diferentes y uno de ellos tiene, a su vez, tres acepciones.
El primer adjetivo es el más conocido por los hablantes y suele emplearse (como estamos viendo) asociado al concepto de victoria o triunfo. La edición de 2001 del DRAE lo define como: “1. Dicho de un triunfo o de una victoria: Obtenidos con más daño del vencedor que del vencido. 2. Conseguido con mucho trabajo o por un margen muy pequeño. 3. De poco valor o insuficiente, especialmente en proporción al esfuerzo realizado.”
El origen de la expresión victoria pírrica y del adjetivo pírrico está en el último cuarto del siglo XIX, y muy ligado con la recuperación del interés por el Mundo Antiguo. Los primeros ejemplos los encontramos casi simultáneamente en inglés (el primer empleo de Pyrrhic victory parece datar de 1885) y en español, aunque no fue admitido, en su primera acepción, por la Academia hasta el Suplemento de la edición de 1970 del Diccionario:
"Tan pírrica fué esta victoria, que el Libertador « humillado », según sus propias palabras, tuvo que repasar el Juanambú el 10 de mayo á la vista del enemigo” (Aníbal Galindo, Las batallas decisivas de la libertad, 1883).
Como hemos visto más arriba, era fácil ampliar el significado de pírrico en función de cómo se interpretasen las consecuencias de la victoria de Pirro sobre los romanos. Tampoco se debe olvidar que el castellano tiene tendencia a considerar los adjetivos esdrújulos como superlativos, por lo que pírrico paso a tener connotaciones de 'mínimo, muy pequeño'. El siguiente texto de 1927 es una muestra de la ambigüedad semántica del adjetivo ('muy pequeña, insignificante", o 'que supuso una derrota porque el éxito no pretendido es la oratoria'):
No pudiendo felicitarle a usted por su triunfo científico, que fué una victoria pírrica, le alaban por su brillante éxito ORATORIO." (Luis Jiménez de Asúa, Política. Figuras. Paisajes, 1927)".
Pero no faltan ejemplos en los que se le da el claro sentido de 'muy pequeño':
“...doce o catorce pelagatos muy listos y expertos, [...] constituían una falange pírrica que decidía la victoria [electoral], se les daba el calificativo nombre de micos.” (Antonio Ledesma Hernández, Canuto Espárrago, 1903)
Lázaro Carreter, durante el Mundial de fútbol de 1982 (El dardo en la palabra), descubre el nuevo uso que dan los periodistas deportivos a la expresión victoria pírrica para designar las victorias por un solo gol de diferencia, especialmente si el resultado es de 1 a 0. Sin embargo ya hay ejemplos desde mucho antes en el español de América:
"Victoria Pírrica de Goldwater. El triunfo de Barry Goldwater sobre Nelson Rockefeller en las elecciones primarias, produjo consternación entre los republicanos liberales y moderados". (Hispano Americano, 1964).
"No era una victoria completa, pero tampoco una victoria pírrica". (Ernesto Guevara, Relatos de la Guerra Revolucionaria, 1965)
Parece que a España llegó con la democracia a través del periodismo político y de ahí pasó rápidamente al deportivo:
"Victoria pírrica de Joaquín Leguina en el PSOE de Madrid tras la ruptura del ala izquierda. [...] Ocupa desde ayer la secretaría general del PSOE de Madrid, con el 27 % de los votos del mismo". (El País, 11/12/1979)
"El Rácing puede celebrar con júbilo el empate en su Sardinero porque el visitante era el campeón y vecino equipo donostiarra, que estaba en victoria pírrica y el viento de un penalty le anuló la ventaja". (ABC, 27/09/1982)

La tercera acepción, 'insuficiente en relación con el esfuerzo realizado' también estaba desde los años sesenta del siglo XX:
“Sin embargo, tal victoria fue, en el mejor de los casos, un triunfo pírrico para el secretario de Estado Rusk, pues no sólo la delegación norteamericana obtuvo un escaso voto mayoritario en favor de su política, después de angustiosas conversaciones diplomáticas. (Gordon K. Lewis, Puerto Rico: Libertad y poder en el Caribe, 1969)

El segundo adjetivo pírrico, menos conocido y usado, está en el Diccionario desde 1884, cuando lo recuperaron, entre otros, los académicos Juan Varela y M. Menéndez y Pelayo aunque pudo haber estado desde el de Autoridades, porque venía siendo empleado desde finales del siglo XV. Se refiere a una danza guerrera de la Antigua Grecia, de la que se dice que la creó un mítico personaje, aunque no esté muy claro si fue Pírrico (que pudo ser un curete de Creta que veló sobre Zeus niño) o Pirro el Rubio, sobrenombre de Neoptóleno, el hijo de Aquiles:
“bailaban y representaban una fábula griega, que se llama pírrica”. (Traducción atribuida a Diego López de Cortegana, en 1500, de La metamorfosis de Apuleyo)
“...cierto paso gimnástico que hacen los soldados [de Prusia] [...] que ha de tener algo de la antigua y celebérrima danza pírrica de los espartanos” (Juan Valera, Correspondencia 1847-1857)
“¿Por qué no suena el belicoso canto? / ¿Por qué no emprende la falange altiva / Pírrica danza?” (M. Menéndez y Pelayo, “Himno a Grecia”, 1875)

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