google.com, pub-8147523179298923, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Clima y climax - Lengua española y otras formas de decir

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Clima y climax

Clima se refiere al ‘conjunto de condiciones y fenómenos atmosféricos propios de una región geográfica’ o al ‘ambiente, condiciones o circunstancias que rodean una situación’. Aunque durante siglos hubo vacilación en cuanto a su género, actualmente sólo se usa como masculino.
Clímax es una palabra masculina cuando tiene el significado de ‘gradación’ o ‘punto más alto, culminación de un proceso o gradación retórica ascendente’. Pero, como tecnicismo de la Botánica, es femenino y significa ‘estado óptimo de una comunidad biológica, dadas las condiciones del ambiente’:

Debe evitarse el error frecuente de emplear clímax en lugar de clima con el sentido de ‘ambiente’:

“En el Banco cundía de nuevo un clímax angustioso” (Mercedes Salisachs, La gangrena, 1975)

Recorramos la historia de estas palabras:

Clima procede del griego κλiμα, ‘inclinación del sol’. Los geógrafos de la Grecia Antigua recurrieron al término clima para explicar las diferencias de ocupación humana en la Tierra y dividieron el mundo habitado (oikumene) en climas (siete para Erastótenes y Ptolomeo, once para Hiparco y Estrabón), delimitados por dos paralelos al Ecuador y definidos por una diferencia de media hora en la duración del día más largo del año (el del solsticio de verano). Puesto que las diferencias de latitud, insolación y duración del día implican diferencias en las condiciones y fenómenos atmosféricos, desde los textos clásicos fue frecuente emplear clima con el doble sentido de latitud y ambiente atmosférico:

“La falta del viento Norte durante todo el invierno fue la causa del clima tan templado que se enseñoreó de España, y muy especialmente de nuestra Andalucía”. “Como Córdoba está situada en el « cuarto clima », ocupa un punto medio, por lo que su temperatura es templada”. (Juan Ginés de Sepúlveda, Epistolario, 1532)

Durante la Edad Media se mantuvo la división geográfica basada en climas, tanto para los cristianos como para los musulmanes. Pero estos últimos añadieron nuevos valores al término:
Por la idea de territorio, dio nombre a las divisiones administrativas o provincias, hasta llegar a significar ‘país o región’:

“Ni era menester esso para que padeciesse tan grande estrago un exército licencioso en clima tan forastero”. (Benito Jerónimo Feijoo, Teatro crítico universal, 1729)

De acuerdo con antiguas creencias persas, los siete climas se correspondían con los siete planetas, y sus habitantes recibían su influencia astrológica:

“Los del segundo clima, que se atribuye a Júpiter, y pasa por Siene, ciudad de Egipto, religiosos, graves, honestos y sabios. Los del tercero, sujeto a Marte, que pasa por Alexandría, inquietos y belicosos.” (Saavedra Fajardo, Idea de un príncipe político cristiano, 1616)

Costumbre o condición natural del carácter de las gentes por influencia del clima (alegres quienes vivían en climas cálidos y tristes los de climas fríos):

“...por abreviar concluiré con lo que refiere Volaterrano que las treinta y dos hermanas de Albina hija del rey (...) mataron a sus maridos como cosa que lo tenían por clima”. (Pedro Mariño de Lobera, Crónica del Reino de Chile, s. XVI)
“No menor cuidado ha menester la juventud para que salga acertada, y principalmente en aquellas provincias donde la disposición del clima cría grandes ingenios y corazones”. (Saavedra Fajardo, Idea de un príncipe político cristiano, 1616)

Al final de la Edad Moderna, tras la revisión por Varenio de las diferentes teorías de división de la Tierra desde la Antigüedad y con la aparición de instrumental meteorológico que facilitó el desarrollo de la Climatología, decayó el uso de clima como división geográfica y se generalizó con el sentido de conjunto de condiciones atmosféricas de un lugar.
A partir del siglo XX, añadió el significado de ‘ambiente’, ‘conjunto de condiciones que caracterizan una situación o circunstancias que rodean a una persona’, aunque el DRAE no lo recogió hasta su edición de 1970:

“Pero la más grave falta que cometen nuestros legados culturales consiste, a mi entender, en ignorar la especial significación que toman ciertos conceptos y actitudes al cambiar de clima político”. (Julio Casares, Crítica efímera, 1919 - 1923)

Clímax, del griego κλíμαξ, ‘escala’, se refería en los tratados de Retórica a la gradación:

“Clímax, en griego, que Hermógenes llamó climacotón; (...) Cornificio, gradatio(718), que quiere decir gradería; i Julio Aquila, ascensus, esto es, subida, es una manera de hablar, en que la palabra que se repite sirve para enlazar otra que se ha de repetir, formando assí como una cadena de palabras eslavonadas unas con otras”. (Gregorio Mayans y Siscar, Rethorica, 1740)
“Este grito, esta subida de temperatura efectiva es el final de la escala, del clímax. El corazón del contemplador ha rebosado”. (Dámaso Alonso, Poesía española, 1950)

Dentro de la misma Retórica, se especializó en significar ‘el término más alto de esa gradación’ y el ‘momento culminante de una poesía, obra de teatro, novela, película, etc., cuando la trama alcanza el momento de máxima tensión narrativa o emocional:

“...en obras como Medea (431 a.c.), la trama se desarrolla sin obstáculos hasta alcanzar su clímax devastador”. (Enciclopedia Encarta, “Eurípides”)

A la lengua general pasó con el sentido de ‘punto más alto o culminación de un proceso’, sinónimo del ya estudiado “punto álgido”:

“Afortunadamente, ese estado de bilingüismo no había de durar por mucho tiempo. Los trabajos separatistas llegaban a su clímax. El 16 de enero de 1844 se lanza el reto al dominador.” (Emilio Rodríguez Demorizi, Vicisitudes de la lengua española en Santo Domingo, 1943)

Como una variante de ese punto culminante se usa para referirse al ‘momento de máxima excitación sexual, inmediatamente anterior al orgasmo’:

"Mi amor - le dije -, en la mayor parte de los casos, probablemente en todos, uno mismo es el que se niega el derecho a llegar al clímax y como consecuencia al orgasmo". (Pancho Oddone, Guerra Privada, 1994)

La Botánica ha tomado el término en género femenino con el significado de ‘estado óptimo de una comunidad biológica, dadas las condiciones del ambiente’:

“Por otra parte, al contemplar el bosque tropical, le parecía ‘un equilibrio de vida’, con sus asociaciones de plantas en dura competencia, hasta llegar a la armonía, símil de nuestras actuales clímax.” (Salvador Rivas Goday, En el centenario de Humboldt, 1959)
“...la vegetación, (...) tiende a alcanzar una fisonomía o tipo de asociación vegetal estabilizada y en equilibrio con el ambiente. Este máximo de adaptación biológica se denomina clímax (esto es, escala, término), que ha de considerarse, pues, como la meta de una evolución”. (Tomás Pérez Sáenz, Geografía agrícola de España, 1960)

Quizá este significado, definido en función del ambiente ecológico y con prestigio científico, haya influido en el mal uso pedante de esta palabra como sustituto del frecuente y normal clima, que tiene una significación más extensa.

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