google.com, pub-8147523179298923, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Accesible y asequible - Lengua española y otras formas de decir

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Accesible y asequible

Accesible y asequible son adjetivos parónimos y de significados cercanos. Esto hace que las dudas y errores de uso sean frecuentes.
La Real Academia Española, en la última edición de su Diccionario de 2001 los define así:
Accesible: (Del lat. accesibĭlis) [Derivado de accedere, que en latín significaba ‘acercarse a’; ir contra, atacar’; ‘entrar, penetrar, meterse en’, ‘añadirse, sumarse, adherirse’]
1. adj. Que tiene acceso.
2. adj. De fácil acceso o trato.
3. adj. De fácil comprensión, inteligible.
Asequible: (Del lat. assĕqui, ‘alcanzar, conseguir, obtener’; ‘comprender, llegar a conocer’).
Que puede conseguirse o alcanzarse.
Podríamos decir que, actualmente, calificamos de accesible o inaccesible aquello que concebimos como algo estático, a lo que se pretende llegar, o entrar, pero sin pretensión de poseer, lograr o vencer, a pesar de que uno de los significados originales de accedere es ‘ir contra, atacar’. En cambio conceptuamos de asequible o inasequible aquello que puede ser conseguido, poseído, vencido o dominado; también de lo que tiene precio.
La recomendada consulta de los diccionarios no siempre es suficiente para aclarar las dudas. María Moliner, consideró que el uso había convertido a accesible y asequible en adjetivos prácticamente sinónimos. Y en el DRAE, asequible remite al concepto de ‘alcanzar’ y accesible al de ‘acceder’; uno de cuyos significados es ‘llegar a alcanzar una situación condición o grado superiores’. La referencia a la comprensión intelectual también tiene matices: podemos considerar que son accesibles las ideas o nociones si podemos acercarnos a su entendimiento, o bien que son asequibles si las podemos alcanzar o lograr entender.
Las confusiones vienen desde antiguo: el Diccionario de Autoridades de 1770 afirmaba erróneamente que accesible “se dice de las cosas que son posibles, o fáciles de lograr”, pero esta acepción no fue incluida en las posteriores ediciones del DRAE.
El adjetivo accesible se aplicaba originalmente a los lugares a los que se puede llegar sin dificultad. Pero ya desde el castellano clásico se aplicó también a las personas a las que se puede llegar sin protocolos y tienen una actitud abierta y cordial. Asimismo, se aplicaba a las ideas, nociones o escritos que podían entenderse, aunque el Diccionario académico no incluyó esta acepción hasta 1992 (sí estaba en el Dic. Histórico de 1933).
Su antónimo, inaccesible, se aplica también a lugares, personas, e ideas, en las mismas circunstancias.

La definición de asequible no ha variado en los Diccionarios de la RAE desde el Autoridades de 1770. Sin embargo, en el Diccionario Panhispánico de Dudas, la Academia reconoce una significación más amplia. Referido a cosas, ‘que se puede conseguir, lograr o alcanzar’, aunque sea de forma inmaterial (un objetivo, un proyecto, un empleo); referido a un precio, ‘moderado, razonable, que se puede pagar’, aunque Lázaro Carreter afirmara en sus Dardos que este adjetivo no debía aplicarse al precio, sino a las cosas cuyo precio fuera barato o moderado; aplicado a un rival deportivo, ‘que se puede derrotar [sin demasiada dificultad]’; aplicado a ideas o escritos, ‘que puede entenderse sin demasiada dificultad’. En el Dicc. Histórico de 1933 se incluye un ejemplo con este sentido: “Era costumbre entre los filósofos exponer sus doctrinas bajo símbolos y frases que no fuesen asequibles a todos” (Alvarado, Cartas, 1813).
Su antónimo, inasequible, se aplica a las cosas que no se pueden comprar por razón de su elevado precio, a las ideas y escritos que no se pueden comprender y a los objetivos que no se pueden alcanzar por su dificultad.

Ninguno de los dos adjetivos había sido incluido en el primer Diccionario de Autoridades de 1726, lo que permitió escribir a Feijóo:
“[El fin de los autores de diccionarios], fixar el lenguage, ni le juzgo útil, ni assequible. No útil, porque es cerrar la puerta a muchas voces, cuyo uso nos puede convenir; no assequible, porque apenas hay escritor de pluma algo suelta, que se proponga contenerla dentro de los términos de el diccionario [...] Luego que en el párrafo immediato escribí la voz assequible, me ocurrió mirar si la trahe el diccionario de nuestra Academia [el de 1726]. No la hay en él. Sin embargo, vi usar de ella a castellanos que escribían y hablaban muy bien: Algunos juzgarán, que possible es equivalente suyo, pero está muy lexos de serlo.”. (Benito Jerónimo Feijoo, Cartas eruditas y curiosas..., 1742)
En algunos ejemplos es evidente la diferencia semántica entre accesible y asequible:
Una asociación de minusválidos reclama “más hoteles accesibles y asequibles”: hoteles sin obstáculos que impidan el acceso con sillas de ruedas y que no sean demasiado caros.
“Las recetas de determinado cocinero no incluyen productos inaccesibles o inasequibles”: se trata de productos que pueden encontrarse fácilmente en las tiendas y no tienen un precio excesivo.
Un deseo: “El aprovisionamiento de agua debe ser accesible físicamente y a un costo asequible”.
Pero en otros muchos casos la diferencia es de matiz o existe confusión.
Para referirse a lugares a los que se puede llegar o acceder se debe emplear accesible, aunque no falten casos en los que se emplee erróneamente asequible.
En referencia a la facilidad o dificultad de trato de las personas, también predomina el uso de accesible / inaccesible, aunque desde finales del siglo XIX aparecen ejemplos con asequible / inasequible, incluso en prestigiosos autores:
“Entiendo que el derviche está lleno de astucia y de doblez, y ha estado conmigo tan asequible y tan afable para engañarme a la postre.” (V. Blasco Ibáñez, Traducción de Las mil y una noches, 1916)
“Es persona amable y muy asequible”. (Pío Baroja, Desde la última vuelta del camino. Memorias, 1944-49)
Este uso, impropio, puede dar lugar a ambigüedades significativas:
“...yo no soy fiero sino inasequible, insobornable e imperturbable.” (R. Gómez de la Serna, Automoribundia, 1946) [inasequible podría ser ‘de trato difícil’, en relación con “fiero”, o ‘inalcanzable con dinero’, “insobornable”].

Lo pretendido o deseado, por la posibilidad de ser conseguido, debe ser calificado de asequible o inasequible:
“Los indios [...] resolvieron bloquearlo [el fuerte] para lograr por este medio el fin que no les era asequible por el de la fuerza”. (Antonio de Ulloa, Viaje al reino del Perú, 1748)
“La inasequible eternidad” (M. Unamuno, Amor y pedagogía, 1902)
“La clasificación perfecta del léxico es un ideal inasequible”. (Julio Casares, Discurso RAE. Nuevo concepto del diccionario de la lengua, 1921)
Cuando hablamos de precios y de compras, debemos usar asequible / inasequible. En general los aplicaremos a cosas que pueden comprarse, pero hay casos en los que no debe censurarse su referencia a personas, si se trata de esclavos o de alguien que puede ser sobornado:
“[Hemos procurado] elegir herramientas poco costosas, cuya adquisición es asequible a todos los bolsillos.” (Ricardo Yesares, Industrias para el aficionado, 1935)
“...sugerimos la posibilidad de "arreglar" las cosas amistosamente. Hubo quien llegó a musitar la palabra "dólar", pero el oficial se mostró inasequible a los sobornos.” (El Mundo, 19-9-1994)
Las ideas, conceptos, nociones o textos que podemos llegar a comprender pueden ser calificados tanto de accesibles / inaccesibles como de asequibles / inasequibles:
“[Dios] es incomprehensible e inacesible al entendimiento”. (San Juan de la Cruz, Llama de amor viva, 1578-84)
“Así fue la conferencia de Dexeus, rigurosa pero accesible, técnica pero abierta, sin arcanos científicos.” (La Vanguardia, 02/12/1995)
“¿Cuál debe ser la Química que debe introducirse en las escuelas, que sea asequible a la inteligencia de los niños?” (Juan Benejam, La escuela práctica, 1904)
“En la corte de san Fernando privaba una poesía gallega, con todo un tecnicismo de escuela, [...] el cual resultaba inasequible a la gente inculta.” (R. Menéndez Pidal, Poesía juglaresca y juglares. Orígenes de las literaturas románicas, 1924-1957)
El empleo de asequible o accesible referido al ‘rival que puede ser derrotado’ surgió hace pocos años. Aunque la Academia considera que esta acepción corresponde a asequible (DPD), la verdad es que se emplean ambos adjetivos como sinónimos: “rival asequible” o “rival accesible”. (La búsqueda en internet de estas secuencias literales ofrece 32.500 resultados para asequible y 38.000 para accesible [marzo 2011]).
Para calificar a una persona que no se deja dominar por emociones u otros estímulos, era tradicional el uso de inaccesible. Actualmente, aunque censurado por los puristas, es mayoritario en estos casos el empleo de inasequible:
“[Guillermo de Nassau era] de un carácter frío y tenaz [...] inaccesible al desaliento...” (Mignet, Antonio Pérez y Felipe II, 1852)
“¿Quién podría resistir la desaprobación de un Rey impecable, fiel a su misión, inaccesible a la lisonja, insobornable?” (El País, 4-9-1977)
“Cierto que nuestro vasco [Pío Baroja] es tan inasequible a la lisonja como al vituperio”. (Ortega y Gasset, El espectador, 1916)
“Enfebrecido por sus convicciones Saint-Simon era inasequible al desaliento.” (S. Giner, Teoría sociológica clásica, 2001)
No es extraño que, la frecuente confusión entre accesible y asequible por su proximidad semántica, junto con el seseo, haya originado una palabra híbrida que los neutraliza: *accequible, pronunciado /aksekíble/, que es frecuente sobre todo en Colombia.

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